martes, 19 de enero de 2010

Eye Candy

Me gusta esa expresión gabacha de "eye candy". No sé si exista algo en español similar, entiendo que hay "endulzar el oído", "música para mis oídos", pero no endulzar el ojo ni algo así ¿o sí? Creo que no. El caso es que hoy iba a hacer un post amargosísimo y enojado, y al final decidí dejar las estupideces que la gente hace y dice a un lado, y concentrarme en imágenes lindas que me alegren el día, que de agrios ya tuve suficiente.



Esta imagen iba en realidad en el post anterior, cuando estaba mencionando cuánto me gustan los techos de varios lugares en NY. Por algún motivo, el blog no me dejó subirla jamás, así que aquí la incluyo. Tin ceilings, I think I love you.




Podría alegar que estaba bajo el influjo de alguna sustancia (pero no),  ayer decidí que voy a intentar montar algo así en el patio. Aunque mi primer inconveniente es no tener ningún árbol de dónde colgar el tendedero. Y el segundo averiguar cómo carajos voy a hacer los vestidos. Ya veremos.


Hay empaques y botellas que por sí mismos (independientemente de su contenido) son atractivos, sensuales, poderosos. En cuanto vi éste, sentí un piquetillo barrigón y me dije a mi misma que tenía que tenerlo. Me gusta mucho y lo conservaré aunque esté vacío.




Need to say no more.



No lo he olido, ni creo hacerlo pronto porque sale hasta marzo y lo lanzarán primero en Colette (merde) pero la simplicidad y elegancia del frasco son hermosas. Es el nuevo perfume de Maison Martin Margiela. 


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