lunes, 22 de febrero de 2010

La vida secreta de las cosas y la gente...

Nunca me he creído eso de que una persona "es más transparente que el agua". La vida -a punta de madrazos a veces- y los amigos a quienes tanto quiero y aprecio por tenerme confianza me han enseñado que todos, TODOS, tenemos cola que nos pisen o uso esa expresión gabacha que me gusta mucho que dice "Skeletons in the closet".  Todos tenemos una vida secreta oculta dentro de nosotros, en donde guardamos nuestros anhelos más prohibidos, nuestros actos inconfesables, las vergüenzas que llevamos en el fondo del alma, los amores que jamás habremos de olvidar. Hay un lugar dentro de nuestros corazones donde lloramos cuando nadie nos ve, en donde odiamos a los amigos por motivos que solamente nosotros conocemos y entendemos. Sitios en donde vivirán por siempre los besos que no dimos y las miradas que jamás olvidaremos, así como el crush inmencionable con el amigo de siempre o con la persona más prohibida del planeta. Ese lugar en donde nos volvemos rencorosos, infieles, bastardos, mentirosos y ruines, pero que está muy bien escondido tras nuestra apariencia de personas adultas, maduras. Hay quienes tienen la habilidad, o el don, mejor dicho, de decirlo todo, de no quedarse callados y externar lo que piensen y sientan. Otros, por el contrario, guardan todos sus sentimientos y dan siempre la apariencia de ser ecuánimes, serenos, racionales. Me gusta cuando mis amigos me escriben y me dicen que se sienten mal o están de bajón. Esas confesiones les confieren carácter de humanos, de vulnerabilidad y necesidad (aunque muchas veces ellos piensen que por confesar eso, se están mostrando débiles, pero bueno, eso ya es otro asunto).

Una de las razones que me han hecho amar la música creo que desde que tengo uso de razón es el hecho de que alguien más haya podido poner en palabras lo mismo que yo he pensado o sentido en algún momento. Y por supuesto, en la mayoría de las ocasiones, con mucha mayor precisión y belleza que yo lo haría. Leonard Cohen, uno de los hombres en quien tengo todas mis preferencias, también lo ha hecho y justamente su canción se llama "In my Secret Life". No pude poner el video supongo que por cuestiones de derechos autorales, pero aquí la liga, si tienes un par de minutos, haz click. He amado a Leonard Cohen desde hace más de veinte años por sus letras, su música y particularmente su voz. Es un hombre que parece que ha estado ahí desde el inicio de los tiempos, con una mirada espectacular que te dice todo sin decir nada. No ha habido una sola vez que escuche "Hallellujah" y no se me aguen los ojos, o escuche "Everybody Knows" sin sentir un gusanito que salta en el estómago y me hace querer salir corriendo a gritar. Lo amo irremediablemente.... y eso sí no es un secreto.

"In My Secret Life"

I saw you this morning.
You were moving so fast.
Can’t seem to loosen my grip
On the past.
And I miss you so much.
There’s no one in sight.
And we’re still making love
In My Secret Life.

I smile when I’m angry.
I cheat and I lie.
I do what I have to do
To get by.
But I know what is wrong,
And I know what is right.
And I’d die for the truth
In My Secret Life.

Hold on, hold on, my brother.
My sister, hold on tight.
I finally got my orders.
I’ll be marching through the morning,
Marching through the night,
Moving cross the borders
Of My Secret Life.

Looked through the paper.
Makes you want to cry.
Nobody cares if the people
Live or die.
And the dealer wants you thinking
That it’s either black or white.
Thank God it’s not that simple
In My Secret Life.

I bite my lip.
I buy what I’m told:
From the latest hit,
To the wisdom of old.
But I’m always alone.
And my heart is like ice.
And it’s crowded and cold
In My Secret Life.

miércoles, 3 de febrero de 2010

El tropezadísimo finde

El sábado en la mañana subí corriendo las escaleras. En algún punto, mi pie huevón decidió no subir completo el escalón, hecho que provocó que justo la punta de mi bota rebotara en el filo del escalón. Perdí el equilibrio, salí volando hacia adelante y no tuve tiempo siquiera de meter las manos. Di el costalazo y me di varios golpes que todavía me duelen (especialmente el del brazo). Por la noche, entré a la habitación, no vi una maleta en el piso y estrellé mi penúltimo dedo del pie izquierdo contra la maleta. Es importante notar que algo casi igual ya me había pasado hace tres años, con dos variantes. La primera, que no fue el penúltimo, sino el último (dedo chiquito, pues), la segunda, que lo estrellé contra la tina de mosaico veneciano que tenía en mi ex casa. El madrazo fue tal que me caí adentro de la tina. Me dormí con mucho dolor y al día siguiente me levanté sólo para encontrarme el dedo peor, así que fuí al doctor, quien confirmó mis sospechas: dedo fracturado. No pasó a mayores, me entablillaron, me dieron dolac y facicam, y me mandaron pa'mi casa. El sábado pensé que me iba a desmayar de dolor. Me acosté y casi no pegué ojo en toda la noche por el dolor en el dedo. Me levanté al baño como a las 3 am y de regreso, me volví a dar en la misma puta maleta. IN-CRE-I-BLE. Me acabé de rematar el dedo y en la mañana lo vi feo, entre rojo y negro (en huelga, básicamente), muy inflamado y todo como desguanzado. Así que hice lo prudente: me entablillé, me empastillé y continué lo que estaba haciendo. Dos accidentes en un mismo día: phew...  eso sólo denota una cosa, o muy mala suerte, o mucha pendejez. Me inclino fuertemente por la segunda opción. Ahora el dedo va mejor, si está roto, pues va sanando, y si no está roto, pues no le caerá mal un poco de inmovilidad, a ver si así aprende a estarse quieto.